Un pueblo fantasma que muestra la crudeza de una guerra y sus consecuencias más directas. Este pueblo, situado en la provincia de Zaragoza, fue bombardeado en 1937 por las tropas sublevadas durante la guerra civil española. Tras el ataque, casi todos sus edificios quedaron inutilizables, y su población (alrededor de 5.000 habitantes) dejó de poblarlo, ya sea por haber causado baja en el lance o por emigrar a otros pueblos de la comarca, que hubiesen quedado habitables.
Cuando terminó la guerra civil, Franco decidió no reconstruir el pueblo y dejarlo en ruinas como símbolo de su victoria. Así, desde entonces el pueblo se mantiene igual que quedó tras los bombardeos del 37. Así pues, el pueblo queda como una muestra de las consecuencias de la guerra civil española, y es una experiencia interesante su visita.
Un interesante lugar si eres un amante de la fotografía en busca de impactantes tomas. Otro aliciente para que acudas a visitarlo (si te gusta lo paranormal) es su leyenda de que es el pueblo con más psicofonías registradas. Se dice que todos los muertos que fallecieron en el bombardeo continúan allí.
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